La Instrumentación Electrónica y la Medicina Moderna

Hace pocos días en un programa de televisión bien conocido y donde se tratan problemas que son apropiadamente seleccionados, se abordó el tema de la mala práctica médica. Distinguidos profesionales fueron invitados a expresar sus ideas y pienso que al cabo de la segunda parte los planteamientos estuvieron lo suficientemente claros para dejar sentadas las bases de una reforma a las leyes actuales en lo concerniente a la mala práctica médica.

El tema fue claro y se lo trató desde varios puntos de vista, aunque faltó tocar dos aspectos que están muy relacionados con el tema en mención: "La confiabilidad de los equipos médicos y la seguridad que le brinda a los pacientes".

Hoy en día, la Medicina no puede desarrollarse sola, sino que necesita ir de la mano de la Iingeniería, y en especial de la Electrónica para poder avanzar. Tal es así, que actualmente todos los equipos utilizados en las rutinas de diagnóstico son controlados por circuitos electrónicos, por lo cual deben ser operados con electricidad.

1.- CONFIABILIDAD DE LOS EQUIPOS MÉDICOS:

Como la electrónica juega un papel muy importante en el funcionamiento de los equipos médicos, estos deben ser operados apropiadamente, y se les debe verificar periódicamente la calibración. He ahí la importancia de los mantenimientos preventivos. Si un equipo se descalibra o no está funcionando correctamente, entonces no podrá ser usado en forma confiable. Pensemos en un momento en la eventualidad que un médico emita un diagnóstico sobre un paciente si el equipo médico que utilizó estaba descalibrado.

En octubre del año anterior se llevaron a cabo las Jornadas en Electrónica Médica, las cuales fueron organizadas por la ESPOL. Prestigiosos profesionales nacionales y extrangeros fueron invitados como conferencistas. Los temas que se abordaron fueron de diversa índole. Uno de los conferencistas, el Ing. Silas Young, un profesional norteamericano que labora en nuestro medio habló sobre el mantenimiento de los equipos médicos en nuestro país. Expresó que los equiposmédicos de la clínicas y hospitales cuando se dañan pueden ser reparados por personal calificado, pero no existe una certificación de que estos estén funcionando apropiadamente. En nuestro país no existe ningún organismo que certifique el buen estado de funcionamiento de los equipos médicos de  las clínicas y hospitales.

Como acotación a lo expresado en los párrafos anteriores vale mencionar que en los Estados Unidos de Norteamérica existe una entidad llamada JCAH (Comisión Unida para Acreditar Hospitales), la cual se encarga de verificar que todos los hospitales de dicho país funcionen de acuerdo a las leyes vigentes y mantengan sus departamentos operativos. Inclusive revisa la documentación correspondiente a la periodicidad de los mantenimientos preventivos realizados a los equipos médicos y comprueba el estado operativo de los mismos. La JCAH certifica tanto los equipos como a los hospitales, y éstos son acreditados ante la comunidad. Si la JCAH llegara a encontrar que un hospital no cumple las disposiciones legales o con el mínimo nivel de operatividad, éste pierde categoría y se desacredita ante las compañías aseguradoras. Si las faltas fuesen más graves, el hospital es obligado a cerrar sus puertas y a pagar fuertes multas.

Valdría la pena alertar a los futuros gobernantes para que tomen conciencia sobre este problema y que las leyes actuales fueran reformadas. También será de gran utilidad que se forme un organismo que certifique la confiabilidad de los centros hospitalarios de nuestro país y así elevar el nivel profesional de la rama médica.

2.- SEGURIDAD QUE LOS EQUIPOS MÉDICOS BRINDAN A LOS PACIENTES

El uso de cualquier equipo médico conlleva riesgos tanto para el paciente como para el operario del mismo equipo, quien en muchos casos puede ser un médico.

Los riesgos pueden se por diversas causas; existen riesgos por contaminación biológica, los cuales se deben ya sea a un mal control de infecciones o a un indebido manejo de los instrumentos utilizados. Tenemos también los riesgos de radiación por manejo de materiales radiactivos, donde el principal peligro es la liberación indeseada y/o excesiva de radiación ionizante en un ambiente hospitalario. En este punto es importante acotar que aunque los ecosonógrafos no operan con radiación, sino con ondas ultrasónicas, muchos equipos que se utilizan actualmente no han podido ingresar al mercado norteamericano porque la JCAH ha detectado que el nivel de energía ultrasónica que liberan está por encima de máximo permisible para que no sea dañino para el ser humano.

El mayor riesgo que existe en un ambiente hospitalario es el relacionado con la electricidad , en primer lugar porque la energía eléctrica puede producir explosiones en cualquier ambiente inflamable, y en segundo lugar y de mayor importancia, porque si existiera alguna fuga de corriente eléctrica, esta podría fácilmente circular por el cuerpo humano. En pocas palabras, un equipo médico que está trabajando aparentemente bien, podría enviarle corrientes eléctricas a un paciente sin que lo advierta el médico. La consecuencia del paso de estas corrientes por el cuerpo, en muchos puede ser fatal, ya que pueden causar daños a las fibras musculares del corazón.

En 1971 los doctores Ralph Nader y Carl Walter, norteaméricanos, reportaron que alrededor de 1200 pacientes eran electrocutados en los EE. UU. Anualmente durante las rutinas de diagnóstico médico. Estos daños no pudieron ser documentados porque rara vez queda una evidencia patológica que alegue la existencia de un electrocutamiento; sin embargo, dicho reportaje sirvió para que se exija en los hospitales la implementación de los programas de seguridad eléctrica, los cuales se basan en la medición de las corrientes de fuga que cualquier equipo médico pudiera estar generando. La JCAH exige que los hospitales adopten un programa de seguridad eléctrica junto con la revisión periódica de la confiabilidad de los equipos médicos.

Actualmente , los programas de seguridad eléctrica en los hospitales norteamericanos involucran otros factores como por ejemplo, la revisión de los cables que se conectan a los pacientes cuando se usa un electrobisturí; si estos cables llegaran a estar rotos, los pacientes podrían llegar a sufrir graves quemaduras. También se suele revisar el grado de interferencia que sufre un equipo. En el caso de un cardiotacómetro, las interferencias pueden confundir al médico sobre las lecturas del número de latidos por minuto del corazón de un paciente. Así mismo, las variaciones de voltaje pueden producir comportamientos erráticos de los monitores utilizados en las salas de cuidados intensivos.

De todo lo expresado, se puede concluir que en nuestro país se puede implementar un programa de seguridad a un costo relativamente bajo para que sea llevado a cabo por todos los hospitales. Este programa se lo puede conseguir combinando un buen sistema de distribución de energía eléctrica, una selección de equipos médicos bien diseñados, revisando periódicamente tanto el sistema de distribución eléctrica como los equipos médicos, y adiestrando apropiadamente al personal médico y paramédico sobre el manejo de los equipos y sobre los peligros que podrían originarse por cualquier causa. 

Afortunadamente, el reporte de 1971 produjo una mayor atención a este problema y originó que todas las firmas fabricantes de equipos médicos le pusieran énfasis a la seguridad eléctrica tanto para los pacientes como para el personal médico, y que los hospitales norteamericanos implanten programas de seguridad eléctrica. Ya es hora que los hospitales del Ecuador adopten medidas similares. La atención médica debe mantenerse en primera línea.