FIECriteria Nº3. La gestión de las TIC: nueva demanda para la administración educativa universitaria en el siglo XXI

LA GESTIÓN DE LAS TIC: NUEVA DEMANDA PARA LA ADMINISTRACIÓN EDUCATIVA UNIVERSITARIA EN EL SIGLO XXI

Omar Maldonado Dañín, Mg.

Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL)

Profesor Ocasional de la Facultad de Ingeniería en Electricidad y Computación – FIEC

omaldonado@espol.edu.ec

 

Introducción

En esta sociedad de la información el tema central para las universidades, a nivel mundial, es brindar una educación que permita a los futuros profesionales adquirir y desarrollar competencias para crear y gestionar conocimiento. Esto constituye un reto para las IES (Instituciones de Educación Superior), puesto que significa enfrentarse a nuevas tendencias en materia de administración educativa. Dada la importancia de la gestión del conocimiento, en el siglo XXI las universidades se comenzaron a concebir como empresas con una participación activa en el sector productivo, que compiten con otras instituciones educativas con el objetivo de captar clientes (estudiantes). De esta forma todos los conceptos de la administración de empresas se aplican ahora en las IES como son oferta y demanda, innovación, calidad del servicio (Rojas, 2006). Hoy en día es común ver como las universidades promocionan sus servicios a través de diferentes medios de comunicación poniendo de manifiesto sus ventajas competitivas y valor agregado.

En el siglo XXI las nuevas tendencias en administración educativa giran en torno a la calidad de la gestión, formación docente, y la mejora en los servicios educativos (Salazar, 2004). Estos tres aspectos se relacionan entre sí bajo un mismo denominador común que es la tecnología. En la actualidad la tecnología se ha vuelto algo imperativo que se proyecta de manera transversal en todos los ámbitos que definen a las IES y que obligan a asumir nuevas estrategias a nivel administrativo. La tecnología puede representar para una empresa una ventaja competitiva. Sin embargo, si no se la aprovecha debidamente se puede convertir en un obstáculo para el avance de la empresa. Actualmente la estructura tecnológica de una empresa se relaciona con la capacidad para responder a las necesidades de la sociedad y se proyecta en la misión, en la estructura de la organización, y en las estrategias de transformación (Jasso, Lerma, Martín, Martínez, & Rangel, 2004).  

Se puede decir entonces que una de las nuevas demandas de la administración educativa en esta sociedad de la información es la gestión de la tecnología en las IES. Ya la Declaración de Quito celebrada en el 2003, señala como uno de los roles de las universidades la evaluación continua del aporte y socialización de las NTIC (nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones) en los procesos educativos. Es importante que se comprenda, desde la perspectiva de la administración educativa, que la gestión de la tecnología en las IES no se refiere únicamente a la promoción publicitaria en redes sociales o a la implementación de sistemas de gestión académica; implica otros aspectos que se expondrán a continuación.

Las TIC como un reto para las universidades del siglo XXI

Tradicionalmente las universidades han sido generadoras de conocimiento y buena parte de la tecnología que hoy conocemos ha sido producto de las investigaciones originadas en estas instituciones, lo cual lleva a considerarlas como motores de innovación empresarial y al mismo tiempo proveedoras de conocimiento para las empresas. Esa misma tecnología es uno de los aspectos que han obligado a las organizaciones a implementar importantes transformaciones para poder ser más competitivas y suplir las necesidades de sus clientes. Las universidades no están exentas de dichas transformaciones y, al igual que cualquier empresa, necesitan adoptar nuevos enfoques de gerencia que utilicen las tecnologías como un apoyo para la toma de decisiones y poder ser más eficientes y productivas (Ferrer & Pelekais, 2004).

Es así que la relación entre universidad y empresa es estrechamente bidireccional, puesto que la primera provee a la segunda de conocimiento y los conceptos asociados a la administración de empresas se aplican ahora en la universidad; a dicho intercambio se lo conoce como transferencia de tecnología. Esta transferencia representa beneficios para ambos actores como son mayor competitividad, mejor infraestructura y acceso a nuevo conocimiento (Gonzáles, 2011). Para que dicha transferencia tecnológica sea efectiva, es necesario que las universidades cumplan con su misión de formar profesionales capaces de desenvolverse en la sociedad del conocimiento y puedan integrarse a las empresas de acuerdo a las exigencias que estas plantean.

Sin embargo, el rápido desarrollo de la tecnología está generando retos para las universidades ya que se hace difícil definir, desde el nivel de la administración, que tipo de tecnologías son las que deben incorporarse en la educación y que beneficios brindan. Es importante tomar decisiones sobre el tipo de conocimientos que se necesitan en esta sociedad de la información y no “plantear un currículo no uniforme, fijo y permanente, sino más bien variable y adaptable a las necesidades de los alumnos” (Cabero, 2015, p. 35). Se habla con mucha frecuencia del cambio en el modo de formación y en los contenidos. Frente a estos cambios es necesario también modificar el rol de docentes y directivos y hacer nuevos planteamientos de la estructura orgánica de las universidades para que estén en capacidad de responder a los nuevos contextos y demandas sociales, económicas, tecnológicas, geográficas, políticas, y sobre todo humanas.

Los retos que demandan las tecnologías implican para las universidades la incorporación de nuevos estilos gerenciales, nuevas formas de realizar los procesos, y el uso de herramientas de gestión acordes a las tendencias de la sociedad de la información. Tanto en los procesos gerenciales como en los educativos, se puede aprovechar la flexibilidad que ofrecen las tecnologías para proveer información hacia y desde las universidades. Esto es lo que hará la diferencia en la formación de las personas a futuro (Cabero, 2015).

Habilidades de los líderes educativos en la sociedad del conocimiento

En el mundo de la administración las grandes transformaciones en las organizaciones se dan gracias la forma en la que están estructuradas y las características que posee el personal en término de formación y competencias. Un factor determinante en los procesos de cambio actuales es el rol del líder gerencial. “Esta persona, quien es responsable del manejo de las actividades de tecnología de la información de una compañía, enfrenta muchas presiones internas e internas (Robbins & Cenzo, 2009). Entre las presiones internas que un líder educativo en la sociedad de la información enfrenta, está la tarea de involucrar a todo el personal en el camino establecido en la misión de la organización; esto depende en gran medida de las cualidades que ese líder tenga para guiar, orientar, comunicar, y motivar (Castro, Miquilena, & Peley, 2006). Se habla entonces de que frente a los retos que plantea la sociedad de la información los líderes educativos deben ser del tipo transformacional.

Ser un líder transformacional es alguien capaz de estimular e inspirar a otros a lograr importantes resultados. Es una persona que motiva a sus seguidores a esforzarse al máximo para conseguir los objetivos propuestos como equipo (Robbins & Cenzo, 2009). Esa consecución de objetivos se logra mediante una administración educativa exitosa que promueva el trabajo colaborativo y que sea capaz de darle presencia a la institución que dirige para que esta pueda competir con las demás. Sin líderes transformacionales las universidades no son más que un conjunto desordenado de procesos en donde cada persona trabaja bajo distintos propósitos y movido únicamente por la estabilidad laboral. Es imperdonable, en estos tiempos en que la tecnología ha cambiado la forma en que interactúan las personas y en que se gestiona el conocimiento, que los líderes educativos no sean conscientes de la influencia que su labor representa para el éxito de la institución a la cual representan.

En el siglo XXI un líder educativo, al igual que un gerente de cualquier organización, debe poseer importantes habilidades como las que menciona  Arroyo (2012), como son habilidad técnica, humana, de conceptualización y de diseño.  Entre estas se puede resaltar la habilidad técnica como aquella que le permite a una persona aplicar métodos, procesos y procedimientos a una actividad como resultado de poseer un determinado nivel de conocimientos y destrezas. Los conocimientos y destrezas no solo deben relacionarse a las actividades que se realizan normalmente al interior de una organización, en esta sociedad de la información se requiere que un gerente posea competencias digitales. Al respecto, existen 8 competencias que un líder de cualquier empresa debe adquirir para poder realizar cambios profundos en su organización (“Las 8 competencias digitales del CEO | ESADE,” n.d.). Estas son: (1) Conocimiento digital; (2) Gestión de información; (3) Comunicación digital; (4) Trabajo en red; (5) Aprendizaje continuo; (6) Visión estratégica; (7) Liderazgo en red; (8) Orientación al cliente.

El conocimiento digital se refiere a la comprensión y manejo de entornos digitales y caracterizan a organizaciones con estructuras horizontales, innovadoras, y que practican la inteligencia colectiva y la colaboración entre sus miembros.  Gestión de información significa poseer habilidad para buscar, encontrar y compartir información. Esto va de la mano con la comunicación digital, pero es una habilidad que pocos líderes poseen; “apenas el 4% de los directivos del Ibex 35 tienen un perfil en Twitter, mientras el 31% tienen perfiles inactivos y el 68% incompletos en Linkedln” (“Las 8 competencias digitales del CEO | ESADE,” n.d.).

El trabajo en red tiene que ver con colaborar y cooperar en entornos digitales para potenciar la creación y construcción de conocimiento. Otra habilidad importante es el aprendizaje continuo, ya que un líder debe estar en capacidad de formarse de manera autónoma y a la vez debe fomentar el aprendizaje en su organización. La tecnología es un gran apoyo en la visión estratégica del crecimiento de la organización; por lo tanto un líder debe tener conocimiento sobre el uso redes sociales y dispositivos móviles. Esto a su vez lo lleva a ser un líder en la red capaz de dirigir y motivar a los demás miembros de la organización para que se atrevan a innovar y enfrentar riesgos. Finalmente, un líder debe comprender a los clientes de hoy como consumidores de redes sociales que requieren rápidas respuestas y soluciones en tiempo real.

Las 8 habilidades descritas previamente se aplican también al administrador educativo, puesto que las IES interactúan con diferentes actores de la sociedad como son proveedores, empresas, estudiantes, y docentes. Si las IES son generadoras de conocimiento, como ya se mencionó antes, entonces es desde ellas que deben iniciarse la apropiada gestión de la tecnología. Bien dice María Teresa Lugo en el Informe sobre tendencias sociales y educativas en América Latina (2014) que cuando se incorpora la tecnología en una institución educativa, la misma debe respaldarse en el PEDI (Plan Estratégico de Desarrollo Institucional) a través de una planificación sistemática.

Además, la gestión de la tecnología no es una tarea que recae en una sola persona o departamento, el mismo informe indica que implica un trabajo llevado a cabo por todos los actores de la institución. En el contexto de una institución educativa, el informe recomienda tomar en consideración las siguientes dimensiones:

  • La cultura digital de la institución que apoya al docente en el uso de las TIC y que va ligada a las prácticas educativas y la normativa vigente.
  • Infraestructura tecnológica y el apoyo tecno pedagógico que la institución brinda a sus docentes y estudiantes.
  • Infraestructura digital personal de la institución y la cultura digital de los estudiantes, esto es, el uso efectivo de la tecnología para gestionar información y crear conocimiento; no solo utilizar la tecnología para el entretenimiento y la comunicación.

La incorporación de las TIC en el PEDI de las IES demanda replantear el liderazgo educativo. Se habla ahora de liderazgo distribuido cuando se necesita hacer una reestructuración organizacional, esto significa hablar de conceptos de “liderazgo compartido, colaborativo, democrático y participativo” (Informe sobre tendencias sociales y educativas en América Latina, 2014, p. 144). Los administradores educativos deben impulsar nuevas formas de liderar el proceso educativo si buscan formar profesionales competentes en esta era digital. Los perfiles para el cargo de administradores educativos deben modificarse de acuerdo a las exigencias contemporáneas. Un líder sin competencias digitales que no considera dimensiones como las mencionadas previamente no puede conducir a la institución que preside, de manera pertinente, a mejorar la calidad de la educación. 

“No es posible concebir en la actualidad ningún tipo de proceso de enseñanza-aprendizaje, de carácter formativo o de gestión, bien sea en centros educativos universitarios o de formación a lo largo de toda la vida, que sean ajenos a los entornos virtuales o a la influencia de los medios en sus procesos organizativos” (Argos & Ezeguerra, 2014, p. 45).

Es así que entre otras competencias, no solo del profesorado, un líder educativo debe saber desenvolverse en los medios sociales al mismo tiempo que ejercer el liderazgo educativo. Hay que saber hablar el mismo lenguaje de los estudiantes de hoy, de los nativos digitales, de los milenials, para poder comprender sus necesidades.

Aspectos a considerar para la gestión de las TIC en la educación superior

Cualquier administrador educativo no solo debe comprender los retos a los que se enfrenta en la gestión de las TIC, debe tomar en consideración una serie de aspectos importantes para integrar las TIC en el PEDI de la institución. En primer lugar, un administrador educativo debe saber claramente de qué modo necesita gestionar las TIC en los procesos de la institución. Lo puede hacer como objeto de formación, como parte del proceso de enseñanza-aprendizaje, para la investigación, en la gestión, y como medio de comunicación (Gil & Irarreta, 2010).

La integración de las TIC como objeto de información se relaciona a la formación en el manejo de instrumentos, para uso profesional, y para gestionar información online. Si la integración es para el proceso de enseñanza-aprendizaje, esto implica una dimensión más amplia que abarca entre otros aspectos como la planificación, metodología y tutorías. Las TIC en la investigación proporcionan un mayor y más rápido acceso a la información. En la gestión, las TIC agilitan y facilitan la coordinación de actividades administrativas. Por último, considerando que la comunicación es un elemento transversal a todas las actividades de una IES, las TIC promueven la comunicación bidireccional dando interactividad y mecanismos de retroalimentación al proceso comunicativo.

Por lo tanto, la gestión de las TIC en las IES del siglo XXI demanda a los administradores educativos tener objetivos claros para definir como las TIC van a mejorar las interacciones entre departamentos, la práctica educativa, la función administrativa, y la proyección de la institución hacia la sociedad. En un estudio realizado por Cifuentes & Vanderlinde (2015) para analizar como el liderazgo de las TIC es distribuido al interior de los ambientes de una IES se encontró que durante el proceso de incorporación de las TIC al plan estratégico, los líderes educativos sufren una serie de tensiones como son la resistencia al cambio y la falta de normativas claras en la implementación de las TIC.  Concretamente los autores detectaron dos tendencias: existe un plan pero no se identifica quien está a cargo; existen responsables pero no un plan específico de implementación.

A través del estudio de instituciones que presentaban una de las tendencias,  Cifuentes & Vanderlinde (2015) concluyeron que es importante elaborar políticas, trazar un camino definido en el proceso de cambio de los docentes, y enfrentar las regulaciones administrativas. Además, los responsables directos de la implementación de las TIC deben tener en cuenta ciertos aspectos relacionados al cambio pedagógico y administrativo como son las políticas de financiación, marcos legislativos, etc. También sobre el liderazgo Badillo, Krücken, & Buendia (2015) presentan un análisis de investigaciones que relacionan “la tercera misión” de las universidades con los estilos de liderazgo de los rectores. Los autores explican que la “tercera misión” se refiere al rol de las IES en la vinculación de la educación con la sociedad; lo cual significa contribuir a la solución de problemas de desarrollo económico, social, político, y tecnológico. Los autores identifican algunos roles que deben caracterizar a los rectores de hoy como son el de planificador, comunicador, motivador, concertador político, legitimador. Además, se resaltan capacidades para delegar, cooperar, abordar diferentes temáticas, y gestionar conocimiento.

Los autores concluyen que, entre otras cosas, las actividades de innovación son una tarea pendiente en relación a la “tercera misión” de las IES y que se las debe ejecutar en el contexto de la organización universitaria aprovechando la influencia del liderazgo ejercido por los rectores. Esto se debe hacer considerando la planificación estratégica, la visión, e implementando canales de comunicación efectivos. Sobre la introducción de las TIC en las IES Duart & Lupiañez (2005) realizaron una investigación en siete universidades españolas para analizar los resultados de decisiones estratégicas sobre el uso de las TIC tomadas por los equipos de gobierno en relación a tres aspectos: inversión en infraestructura, transformaciones de la gestión administrativa, e innovaciones en docencia.

En relación a la infraestructura los investigadores encontraron que los directivos tomaron decisiones sobre adquisición de equipos, conectividad, e incorporación de aplicaciones para tele formación. Todo ello en dependencia directa de la rectoría, mientras que las implementaciones en el campo académico se gestionaron con los vice rectorados. Sobre la innovación en docencia, los líderes de las universidades investigadas han apoyado diferentes políticas para motivar al personal docente a enfrentar el cambio como el uso de plataformas tecnológicas, cursos de formación, creación de centros de apoyo a los docentes conformados por grupos multidisciplinarios.

Las transformaciones en la gestión administrativa han ido de la mano de la implementación de aplicaciones para apoyar la gestión, conformación de comisiones para resolución de conflictos, reestructuración de servicios, y creación de nuevos perfiles profesionales orientados al uso de las TIC. Finalmente, Duart & Lupiañez (2005) concluyen que el liderazgo educativo en las IES es vital para desarrollar acciones estratégicas y de gestión del cambio. Además, los autores resaltan la influencia del liderazgo en los proyectos de integración de TIC aun cuando no se los ha llevado a cabo mediante una adecuada planificación.

Se puede rescatar de las investigaciones mencionadas que el liderazgo de las TIC para integrarlas a los procesos académicos y de gestión de las IES requiere que los administradores educativos estén conscientes de que su rol es vital y son ellos quienes deben liderar los cambios tecnológicos de acuerdo a la visión definida para las instituciones. Además, es necesario definir una planificación estratégica que defina alcances reales de la integración de las TIC para proyectar a las IES como verdaderas generadoras de soluciones a las demandas de la sociedad actual.

 

Conclusiones y recomendaciones

Los administradores educativos de las IES se enfrentan al reto de decidir el tipo de tecnologías que son pertinentes a la formación de los futuros profesionales. Por esta razón, es importante que los administradores asuman un estilo de liderazgo transformacional y distribuido, que promueva el cambio progresivo y la interdependencia con y entre aquellos que conforman todos los niveles y áreas de las IES.

Para ejercer un verdadero estilo de liderazgo orientado a la gestión de las TIC, los administradores educativos deben ser los primeros en formarse y adquirir competencias digitales que los respalden y muestren a los demás como ejes de cambio, tanto al interior de las IES como hacia el exterior.  Solo así podrán comprender la verdadera importancia y necesidad de transformar los procesos educativos para formar profesionales del siglo XXI.

No es posible hablar de las IES como generadoras de conocimiento sin que los administradores educativos visualicen claramente como las TIC apoyaran los procesos de cambio. Es necesario definir objetivos, definir políticas claras, identificar los tipos de infraestructura y aplicaciones que se implementarán, establecer mecanismos de apoyo al docente durante el proceso de cambio, fomentar la capacitación continua, organizar grupos que gestionen y colaboren con el proceso de cambio, establecer procesos de evaluación de las infraestructuras existentes, y proyectar como las nuevas adquisiciones se complementaran o reemplazaran a la tecnología ya implementada.

Solo un verdadero liderazgo educativo para la gestión de las TIC posicionará a las IES en una dimensión acorde a las necesidades de los estudiantes de hoy, y las preparará para enfrentar las nuevas demandas que surjan en el futuro. Para ello es necesario crear programas, y mejorar los ya existentes, para que los actuales y futuros líderes educativos adquieran las competencias necesarias para la gestión de TIC en la educación.

 

Referencias

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Cabero, J. (2015). La utilización de las TIC, nuevos retos para las universidades. Tecnología En Marcha, 17(3), 33–43. Retrieved from http://idus.us.es/xmlui/bitstream/handle/11441/17353/file_1.pdf?sequence...

Duart, J. & Lupiañez, F. (2005). E-strategias en la introducción y uso de las TIC en la universidad. Revista de Universidad Y Sociedad Del Conocimiento, 2(1), 5–31. Retrieved from http://www.uoc.edu/rusc/dt/esp/duart0405.pdf 

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