Todo arrancó con sonrisas, pasos firmes y mucha ilusión. Los 337 novatos de la Facultad de Ingeniería en Electricidad y Computación (FIEC) se reunieron en el rectorado de la ESPOL para emprender su primera caminata: el recorrido simbólico hacia el inicio de su vida universitaria.
Desde el primer momento, la emoción se mezclaba con la curiosidad de descubrir lo que está por venir. Acompañados de sus familias y guiados por la Asociación de Estudiantes de FIEC, conocieron los rincones que pronto serán parte de su día a día: las aulas donde aprenderán, los pasillos donde correrán contra el reloj, las plazas donde compartirán risas y proyectos. Cada paso estuvo marcado por la energía de quienes ya han vivido la experiencia y ahora les abren el camino.
La caminata culminó en la plazoleta de la vieja FIEC, lugar cargado de historia y memorias. Allí los esperaban las autoridades: el decano Jorge Aragundi, el subdecano Rafael Bonilla y los coordinadores de las seis carreras.
El decano Aragundi fue quien les ofreció la bienvenida: “337 novatos, una nueva historia en FIEC”. Les recordó que esa misma plazoleta fue el inicio de la facultad cuando la ESPOL llegó al campus Gustavo Galindo, y que ahora son ellos quienes continuarán escribiendo esa historia. También les aseguró que disfrutarán no solo de los amigos, de aprendizajes y proyectos, sino de tradiciones que nunca se olvidan… como los famosos pasteles del chino, parte inseparable de la vida estudiantil.
Minutos después, la foto oficial en las escalinatas marcó el primer gran recuerdo colectivo. Con gritos y movimientos crearon una ola que unió a estudiantes y autoridades en un gesto cargado de complicidad y entusiasmo. Fue la señal de que, más que un inicio académico, este encuentro se convirtió en una celebración de comunidad.
FeLinux, el gato robot que conquistó a la FIEC
Con orejas puntiagudas, grandes ojos redondos y una sonrisa simpática dibujada en su rostro metálico, FeLinux se presentó como la nueva mascota de la Asociación de Estudiantes de FIEC. Su traje plateado, formado por placas que simulan una armadura robótica, lo hacía parecer salido de un laboratorio de innovación, mezcla de ternura y tecnología.
De sus mejillas sobresalían largos bigotes negros, recordando su esencia felina, mientras que sus articulaciones móviles le daban un aire futurista. El contraste entre lo robótico y lo juguetón hizo que se ganara rápidamente la simpatía de quienes lo veían por primera vez.
Detrás de la armadura estaba un estudiante que, con entusiasmo, dio vida a este personaje. FeLinux no se quedó quieto: caminó por los pasillos, saludó, posó para fotos y fue conquistando tanto a los novatos como a las autoridades. Cada grupo quería un recuerdo junto al gato robot, que con su presencia marcó un nuevo capítulo en la identidad de la facultad.
Más que una simple mascota, FeLinux se convirtió en un símbolo de creatividad, cercanía y orgullo estudiantil, recordando a todos que en la FIEC la tecnología también puede tener un rostro amigable y divertido. Con su carisma conquistó a todos y se llevó decenas de fotos. (NCMH)
